Este texto, que han de entregar todos los Estados miembro para que la UE pueda planificar el cumplimiento de sus objetivos y metas en materia de cambio climático en coherencia con el Acuerdo de París, define los objetivos nacionales de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), la incorporación de energías renovables y medidas de eficiencia energética, entre otras cuestiones.

El borrador del plan prevé una reducción del 21% de las emisiones de gases de efecto invernadero respecto al nivel de 1990, alcanzando un 42% de energías renovables sobre el uso de energía final del país y una mejora de la eficiencia energética en un 39,6%. Asimismo, prevé la creación de entre 250.000 y 364.000 empleos netos anuales a lo largo de la década.

Los principales sectores que desempeñan la mayor reducción de emisiones de gases de efecto invernadero son generación eléctrica y el transporte.
En el primer caso, como consecuencia del despliegue de las tecnologías renovables de manera muy sustancial y de la salida progresiva del carbón. En el segundo, como consecuencia de un conjunto de actuaciones, entre las que destaca el cambio modal hacia modos de movilidad de bajas emisiones o no emisores, así como la regulación de acceso en ciudades de más de 50.000 habitantes a los vehículos más contaminantes a partir de 2023.

Entre las medidas contempladas en el documento se encuentran aquellas encaminadas al desarrollo de nuevas instalaciones de generación eléctrica con renovables, la integración de renovables en las redes eléctricas, fomento de venta/consumo de biocarburantes, promoción de gases renovables o la puesta en marcha de programas específicos para el aprovechamiento de la biomasa, entre otras.
Actualmente se encuentra en período de información pública y en proceso de diálogo con la Comisión Europea para culminar con su aprobación a finales de este año.