El crecimiento económico en nuestra sociedad desde mediados del siglo pasado ha estado asociado a un notable aumento del consumo energético, basado en un modelo energético centrado en el uso de combustibles fósiles, lo que ha conllevado un aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). 

La problemática generada como consecuencia del aumento del CO2, principal gas causante del efecto invernadero, ha obligado a tomar iniciativas que traten de reducir o evitar que el CO2 de las emisiones de los grandes centros de combustión alcance la atmósfera. 

Entre las opciones tecnológicas para reducir las emisiones de GEI se encuentran la reducción del consumo de energía, uso eficaz de la energía (tanto en la utilización como en la conversión energética), uso de combustibles con menores contenidos en carbono (como el gas natural frente al carbón), promoción de los sumideros naturales de CO2, uso de fuentes de energía con bajos niveles de emisión de CO2 (como las energías renovables) y la Captura y almacenamiento Geológico de CO2 (CAC). 

Incorporar energías y materias primas renovables a la industria química brinda la posibilidad de desarrollar procesos más sostenibles y con mayor eficiencia en el uso de recursos, proceso que se conoce como economía circular. La transición de una economía basada en combustibles fósiles a una baja en carbono tiene como pieza clave la captura y utilización de carbono. 

Se trata de un conjunto de tecnologías para acondicionar el CO2 generado por las actividades productivas y convertirlo en materia prima de otros procesos, tendiendo a una reducción en las emisiones de este gas y en la demanda de recursos fósiles.

La captura y reciclado del CO2 representa una interesante alternativa, sintetizando a partir de él productos de valor energético o químico. Muchos compuestos con interés energético y químico pueden ser sintetizados a partir de la hidrogenación del CO2 (con hidrógeno generado a partir de fuentes renovables) como por ejemplo metano, metanol o ácido acético. 

Dentro de esos productos, el metanol es uno de los más atractivos ya que puede ser utilizado como combustible en motores de combustión y en pilas de combustible y también como compuesto base de la industria química para la síntesis de etileno y propileno que son la base de la síntesis de plásticos y otros polímeros.

Qué es el metanol verde

En concreto, el metanol verde se produce utilizando solo fuentes de energía renovables en el proceso y asegurándose de que no se emiten gases nocivos a la atmósfera. Por todo ello, es sinónimo de metanol renovable y limpio. Asimismo, es importante saber que puede clasificarse en dos categorías:  

1. Biometanol: se produce a partir de la gasificación de fuentes sostenibles de biomasa, como restos ganaderos, agrícolas y forestales y residuos urbanos.

2. e-metanol: se produce a partir de hidrógeno producido con electricidad renovable (lo que llamamos hidrógeno verde) y de dióxido de carbono capturado.

Usos del metanol verde

En ese sentido, hay que destacar que el metanol verde se presenta como un combustible alternativo a los de origen fósil. Esto resulta de especial interés para la industria marítima ya que, al ser líquido a temperatura ambiente, es mucho menos costoso de almacenar y transportar que los gaseosos, y posee a su vez la huella de carbono más baja de todos los combustibles líquidos. 

Se da, además, la circunstancia de que el transporte marítimo depende de forma casi absoluta de los combustibles fósiles, y sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), así como de diversos contaminantes atmosféricos y de carbono negro, van en aumento. 

El transporte marítimo internacional emite 1.076 millones de toneladas de GEI al año. La inmensa mayoría de los grandes buques de carga utilizan como combustible diversas clases de fueloil (fuel o fuelóleo), siendo así una de las fuentes de emisión a la atmósfera de grandes cantidades de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono (CO2). 

De hecho, el marítimo es culpable del 14% de los gases contaminantes de transportes, siendo es la tercera fuente de contaminación, solo por detrás del terrestre y aéreo, según un estudio de la Comisión Europea. Por todo ello, el metanol verde se configura como un sustitutivo de los combustibles fósiles.

En los últimos años, GTA Ingeniería y Medio Ambiente colabora en el diseño y compatibilización ambiental de proyectos como la producción de metanol verde a partir de energías renovables y la captura de CO2.