Se trata de una almeja exótica de agua dulce procedente de China y que hasta ahora había pasado desapercibida. El primer hallazgo de varios ejemplares en el embalse de Mequinenza se realizó en la zona denominada “Santo Cristo” del término municipal de Caspe (Zaragoza), en la margen izquierda del Ebro. Posteriormente se localizaron ejemplares en zonas adyacentes a esta localidad en la margen derecha y en los términos municipales de Chiprana y Escatrón, provincia de Zaragoza.
Esta almeja no supone una amenaza económica para el territorio como en el caso del mejillón cebra sino que su principal afección tiene que ver con la biodiversidad. Amenaza directamente por competencia a las almejas autóctonas, entre las que se encuentra Margaritífera auricularia (catalogada en peligro de extinción).
En la península ibérica se cita por primera vez en el año 2006 en las aguas del río Ter en Gerona, posteriormente en las cuencas del Fluviá y Doró, también en Cataluña y en el 2012 en el embalse de Santillana (Madrid).
Se encuentra catalogada como exótica invasora en el Catálogo Nacional (Real Decreto 630/20113) y supone un peligro para nuestros ríos, por ser muy prolífica, por su rápido crecimiento y madurez sexual, su enorme capacidad de dispersión a través de la gran variedad de peces hospedadores que transportan sus larvas, su tolerancia a la contaminación, a las altas temperaturas y a la turbidez, entre otras.
La vía de introducción de esta especie es similar a la del mejillón cebra o la almeja asiática. Sus minúsculas larvas pueden viajar en el agua contenida en embarcaciones, aparejos o vivares de peces. Se cree que la translocación de peces vivos ha sido la principal vía de entrada y la actividad humana más relevante para su expansión, además de su venta en tiendas de acuariofilia como filtradores en acuarios de agua dulce.