El incremento en la producción de fangos en los sistemas de depuración de aguas residuales está generando grandes dificultades para su almacenamiento y, sobre todo, para su valorización  considerándose un problema asociado a la depuración de las aguas. No obstante, podríamos decir a su favor que a finales del siglo XX entró en vigor el Real Decreto 1310/1990, por el que se regula la utilización de los lodos de depuración en el sector agrario.

Esta norma, nacida como transposición de la Directiva 86/278/EEC, supuso un gran avance en cuanto a la armonización de criterios para la utilización de los lodos, obligando a un pretratamiento de los mismos antes de su uso en agricultura.

La política seguida por la Unión Europea es fomentar el uso de los lodos de depuradora en el suelo siempre que la calidad de los lodos sea compatible con los requisitos ambientales y de salud pública, ya que parece ser una solución sostenible a largo plazo para su valorización.

El fango de una EDAR se considera un residuo biodegradable recogido separadamente y por tanto, si se gestiona de forma adecuada mediante un tratamiento biológico aerobio y termófilo se obtiene una enmienda orgánica (compost), que se puede utilizar mediante una operación de valorización como fertilizante en el sector agrario.

En Andalucía, los aspectos relacionados con los tratamientos a realizar a los lodos, así como los requisitos que deben cumplir las EDAR como productoras de residuos y las entidades que apliquen estos lodos en suelos agrícolas, como gestores de residuos, están recogidos en la Orden de 6 de agosto de 2018, conjunta de la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural y de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, por la que se regula la utilización de lodos tratados de depuradora en el sector agrario.

El objetivo es doble, se valoriza un residuo y además, un beneficio a la agricultura en línea con lo planteado en la Estrategia Europea de una Bioeconomía Sostenible, mediante la conversión de los flujos de residuos en productos de valor añadido para mejorar la producción y la eficiencia en el uso sostenible de los recursos. Los lodos tratados de depuradora mantendrán su condición de residuos hasta su incorporación efectiva a los suelos, y como tal deberán ser manipulados y aplicados por las entidades legalmente establecidas a tal fin.

Contando desde el día siguiente a la publicación de la citada Orden, los titulares de las EDAR y las plantas de tratamientos de lodos disponían de un periodo transitorio de tres años para adaptar las instalaciones de tratamiento de lodos a los métodos recogidos en el Anexo II de la citada norma. Transcurridos estos tres años, solo podrán entregar los lodos tratados a un gestor autorizado para efectuar como tratamiento final una operación de valorización R10 “Tratamiento de suelos, produciendo un beneficio a la agricultura o una mejora ecológica de los mismos”, aquellas instalaciones de tratamientos de lodos que cuenten con sistemas de tratamiento de entre los descritos en el Anexo II de la citada Orden.

El plazo finaliza el próximo mes de agosto, pero a día de hoy en España no hay suficientes plantas de tratamiento en las cuales se pueda gestionar estos lodos garantizando la adecuada valorización para los suelos agrarios. Por tanto, el sector productor de lodos ha solicitado una petición para ampliar dicho periodo, alegando la incapacidad actual para procesar la totalidad de los lodos generados.

Por consiguiente, se ha conseguido la modificación de la Orden con una ampliación del periodo transitorio con un total de cuatro años desde la publicación de la misma. Durante este año 2021 y para el 2022 está prevista la puesta en funcionamiento de un importante número de instalaciones que, junto con la capacidad ya instalada, garantizan la posibilidad de tratamiento de todos los lodos de depuradora producidos en Andalucía.

En este sentido, GTA ingeniería ofrece las máximas garantías y conocimiento en el sector de los residuos entre ellos los lodos procedentes de EDARs, diseñando instalaciones de tratamiento y valorización, siempre asegurando los máximos niveles de sostenibilidad e integración en el marco de la Economía Circular, a través por ejemplo de la transformación de residuos en otros con un fin y con un cierto valor económico como puede ser el Compost.

María Higueras Millán

Ingeniera de Caminos, Canales y Puertos.