Los sistemas fluviales están de enhorabuena. En los últimos años, la sociedad vuelve a mirar hacia los ríos, especialmente hacia aquellos que cruzan entornos urbanos. Y lo hacen con deseo de transformarlos en lugares ambientalmente saludables. Es decir, con miras a la restauración fluvial.
La restauración fluvial comprende el conjunto de acciones destinadas a restablecer y recuperar la integridad ecológica de los ecosistemas fluviales. Incluye la estructura, los procesos y las funciones, como los servicios ecosistémicos propios del sistema fluvial. Estamos ante un proceso que requiere de la eliminación, modificación o gestión de todas las presiones que alteran el funcionamiento natural del río. El fin último es recuperar a lo largo del tiempo el conjunto de procesos hidrológicos, geomorfológicos y ecológicos propios de cada río, así como los servicios y beneficios que proporcionan a la sociedad.
El Ministerio para la Transformación Ecológica y el Reto Demográfico señala diferentes beneficios en la Estrategia Nacional de Restauración de Ríos 2022-2030, entre los que destacan:
Y no podemos olvidar la importancia del papel que juega la restauración fluvial en la prevención de riesgos de inundación. Con acciones como la mejora de la continuidad o el incremento del espacio fluvial, la recuperación de los hábitats, de los bosques de ribera y otros elementos de la morfología fluvial, por citar algunos ejemplos.
Y si hablamos de restauración fluvial es porque los ríos han sufrido y continúan sufriendo numerosas amenazas. Desde su sobreexplotación hasta la presencia de especies exóticas invasoras pasando por dos de las más importantes, la contaminación y las barreras transversales.
La pérdida de la continuidad longitudinal fluvial que provocan estas últimas se considera como una de las principales alteraciones hidromorfológicas derivadas de la actividad humana sobre los sistemas fluviales. Además de interrumpir el flujo de caudales líquidos circulantes, limita el movimiento de los organismos acuáticos y el flujo de los sedimentos. Las barreras transversales fragmentan los hábitats fluviales y desequilibran el régimen y transporte sedimentario.
Conocidas las amenazas y los beneficios, resulta sencillo deducir cuáles son las actuaciones para conseguir la restauración de un río. O no. Porque una actuación no podrá considerarse como de restauración fluvial si el objetivo que persigue es el cambio o la modificación de uso del sistema fluvial exclusivamente para el aprovechamiento humano, sin mejorar su estado de conservación.
Sí es una de las actuaciones más comunes en los proyectos de restauración fluvial la demolición de barreras obsoletas o la permeabilización cuando aún se encuentran en uso. Con ello se reconectan los caudales líquidos y sólidos y desfragmenta la continuidad fluvial. Uno de los principales objetivos de los proyectos de eliminación/permeabilización de barreras es hacer posible que la ictiofauna pueda volver a recolonizar aquellos ríos que una vez quedaron fragmentados.
Desde GTA Ingeniería y Medio Ambiente contribuimos activamente en este tipo de intervenciones desde nuestro ámbito profesional, desarrollandolos trabajos de estudios previos, redacción de proyectos, dirección de obra o seguimiento ambiental de actuaciones y estudios asociados.