Por detrás de Andalucía se sitúa Cataluña con 3.680,7 millones de toneladas. La Rioja (81,4 millones de toneladas) y Navarra (264,3), en cambio, ocupan las últimas posiciones del índice.
Según el documento, España «ha hecho los deberes en 2015» en relación con los objetivos de reciclaje establecidos por la Unión Europea, sobre todo en el reciclado de plásticos con un 63,8%, frente a un 22,5% exigido y el de madera llegó a un 57,9% frente a un 15 % exigido.
Sobre los hábitos medioambientales, los españoles han incrementado el uso del transporte público, la separación de la basura y la reducción del gasto energético en el hogar.
Sin embargo, el informe recomienda hacer más hincapié en el aspecto medioambiental, puesto que no se encuentran entre los objetivos de los españoles la compra de viajes más sostenibles, la construcción de viviendas más eficientes o el cambio de automóvil por uno menos contaminante.
En cuanto a residuos sólidos urbanos, la materia orgánica con un 37% y los envases comerciales con un 19%, entre otros elementos, supusieron prácticamente el 60% de los residuos sólidos urbanos que se generaron en España en 2015.
En relación a la concienciación sobre el reciclaje de envases domésticos, la misma ha crecido un 70% por desde 1998.
Así, el reciclado de envases pasó del 4,8% en 1998 al 74,8% en 2015.
Por su parte, la industria española invirtió 2.400 millones de euros en protección ambiental en 2014, sobre todo la industria de manufacturera (2.109 millones de euros).
El máximo gasto se dio en la industria de manufactura (2.109 millones de euros), mientras que la industria de la madera y del corcho fue la que menos contribuyó en esta línea, con un gasto total de algo menos que 14 millones de euros.
Los residuos químicos «destacan significativamente», al representar prácticamente la mitad de los residuos peligrosos generados en España en 2013 con un 47,30% (233,6 millones de toneladas).
Le siguen a continuación los sanitarios y biológicos con un 21,36% (105,5 millones de toneladas) y equipos desechados con un 21,28% (105,1 millones de toneladas).
Cabe destacar la gran sensibilización social en torno a la contaminación del aire y del agua y la poca repercusión que tienen aspectos como nuestros hábitos de consumo o la extinción de especies y sus hábitats.