Uno de los investigadores que desarrollan la iniciativa Rui Martins explicó, en un comunicado de la universidad, que «los actuales métodos de tratamiento de aguas residuales, aún cumpliendo con la normativa, no son completamente eficaces, ya que las aguas tratadas presentan cantidades significativas de bacterias y virus, además de componentes químicos».
A través de los ensayos desarrollados en este estudio se demostró «la presencia de grandes cantidades de bacterias y coliformes fecales como, por ejemplo, el esceherichia coli (E.coli), además de algunos virus de origen humano».
Lo que proponen los investigadores para mejorar la eficacia de las estaciones depuradoras de agua es usar ese bivalvo que llegó a la península Ibérica en la década de los noventa, para devorar los contaminantes.
Según Martins, «podemos usar su enorme capacidad de filtración y de acumulación biológica para remover los contaminantes químicos y biológicos presentes en las aguas residuales».
En varios ensayos desarrollados en el laboratorio, las almejas asiáticas lograron eliminar todas las bacterias E.coli en apenas ocho horas.
El siguiente paso es comprobar si la almeja tiene la misma capacidad devoradora fuera del laboratorio, es decir, en la estación depuradora.
Este mismo proyecto también persigue el desarrollo de nuevas técnicas biológicas para la descontaminación de las aguas residuales.
De esta manera, pretenden crear un mecanismo que aproveche la luz solar para generar reacciones adecuadas para la purificación del agua, con lo que se garantizarían técnicas limpias que apenas consumen energía durante el proceso del tratamiento del agua contaminada