Pero estas montañas de desechos, donde los plásticos juegan un papel esencial y sirven de improvisados retretes, no es exclusiva de Nairobi, sino que ocurre en todo el país y en las naciones vecinas. Las idílicas playas de la costa pierden su atractivo si no se escoge el encuadre correcto de la cámara. Las arenas blanquecinas y las aguas turquesa acompañadas de erizos o de estrellas de mar pronto se pueden convertir en reductos de bolsas de plástico y todo tipo de basuras.
Conscientes del problema que los plásticos y otros residuos no biodegradables están causando en el medio ambiente, Kenia comenzaba el lunes 28 de agosto su tolerancia 0 con las bolsas de plástico.Se une así a otros países africanos como Ruanda, Mauritania, Etiopía y Uganda que prohibieron o restringieron su uso. No será fácil, pues el gobierno es consciente de que se trata de un país que abusa sobremanera de ellas. En la mayoría de los supermercados y puestos ambulantes las bolsas de plástico se han dado de forma gratuita y sin escatimar en número. Un consumo que el medio británico BBC estima en 24 millones de bolsas de plástico al mes en todo el país.
La normativa dice que cualquier persona que venda, fabrique o lleve bolsas de plástico podrá sufrir multas de hasta 38.000 dólares o penas de prisión de hasta cuatro años, una medida que para muchos resulta excesiva, teniendo en cuenta que muchos kenianos sobreviven con menos de 80 dólares al mes.
La Autoridad Nacional de Manejo del Medio Ambiente (Nema) ha señalado que se pedirá a los viajeros que lleguen a Kenia por vía aérea que dejen sus bolsas en el aeropuerto, al mismo tiempo que señala que habrá un periodo de transición en el que la policía podrá confiscar las bolsas de plástico sin detener a los infractores. Por su parte, los fabricantes de las bolsas se han quejado de esta nueva ley argumentado que se podrían perder hasta 60.000 puestos de trabajo, ya que Kenia es el mayor exportador de plásticos de la región, según ha declarado Samuel Matonda, portavoz de la Asociación de Fabricantes de Kenia. Sin embargo, hay que recordar que una bolsa de plástico puede tardar hasta 500 años en biodegradarse.
Algunos establecimientos no han sido previsores y se han quedado sin género de bolsas reciclables, lo que ha llevado a los ciudadanos a ser creativos a la hora de buscar métodos para transportar sus compras. Periódicos, sobres o sacos viejos se están convirtiendo en bolsas improvisadas, cuando no lo son las mochilas, bolsos o las propias manos.